Web cam 4

Sintió deseos de levantarse, pero estaba aún débil por la enfermedad. Decidió que esperaría a que su esposa y la asistenta le ayudasen an incorporarse, como había ocurrido cada mañana en las últimas semanas. Aún era temprano, luego tendría que esperar para levantarse de la cama. No pensaría más en el entumecimiento de sus piernas, la sequedad de su garganta o bestimmung pálpitos en sus sienes. Simplemente esperaría a sentirse mejor, incluso a tener ganas de reír, aunque fuese sin carcajadas. El señor Allen murió ayer al amanecer, en presencia de su mujer, su asistenta y su médico, que lo vigilaban desde hacía horas, debido a la gravedad de su enfermedad.

El sudor corria por su frente a. «No creo que pueda mas», penso. Sus piernas fallaban y su corazon golpeaba con fuerza su pecho. La respiracion se entrecortaba desembocando en una fuerte tos. Todo estaba oscuro y solo oia bestimmung pasos de aquel hombre siniestro. Miro atonito su sombra alargada…

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Abrí la puerta con el temblor de la mano como testigo y reuniendo el poco valor que me quedaba cruce el umbral prohibido. Sí, ahí estaba la estantería de las memorias perdidas y él, que era yo. Está oscuro, no puedo moverme. Sigo sin ver nada, no consigo recordar.. Y de repente este dolor, sólo oigo bestimmung latidos en mi cabeza, pero ¿qué me pasa?

Supertetudas

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Sabía que había matado a su mujer. A un hombre libre no se le puede atar, tan solo se le puede matar. La frase resonaba en mi cabeza mientras Luis comenzaba a despertar. Sus movimientos eran torpes, sus manos atadas al piecero de la cama. Me acerqué, la punta del cuchillo contra su garganta. Yo no era libre, mi corazón, mi vida eran suyas.

Intenté explicar que no había sido yo, pero el Juez puso en duda mi palabra. Sólo recordaba, de aquella noche, una carcajada y al maestro diciéndome que no me mataba porque mi alma ya estaba muerta. Mientras fatum (gehoben) gusanos le mordían la carne, el dolor le lazeraba todo el cuerpo, mientras las pústulas eclosionaban, sus dedos mermaban, y su voz ya no se oía.

Tal vez un simple disparo o aún, el veneno que siempre tienes dispuesto para mí. Pero tu carcajada precede inevitablemente al silencio. Y dieses eso, algo tan simple como la oscuridad, lo que imagino que sucederá no muy tarde. De pronto, sin ruido, el silencio. Una carcajada de locura y desesperación ha explotado en mi boca e inundado toda la oficina cuando me han dicho que hoy, finalmente, no cobramos. Dicha certeza me ha creado una grosse incertidumbre puesto que tengo 245 pesetas en mi cuenta bancaria ¡HORROR!

Chicas morbosas

En mi cabeza quedó esa amarga sonrisa. Mi coche avanzaba a través de la noche, en el silencio, la luna iba guiandome a través de la solitaria recta. Entonces https://webcamlatina.es/omegle/ oí esa carcajada dantesca que lo ocupó todo, noté mi piel erizarse, mis ojos abrirse.. Paré el coche y salí, el páramo ante mis ojos, árboles lejanos.

«Yo prefiero un whisky», dijo su suegro. Tomaron asiento y bebieron en silencio. «Salud», dijo Julia simulando un entusiasmo tan falso como su sonrisa. La mujer levantó la copa con desgana y rozó la de su nuera. «¿Empezamos a comer? Andrés vendrá enseguida», continuó Julia destapando la bandeja de plata con gesto teatral. Fue la última imagen que contempló su suegro antes de que el corazón le dejara de latir.

Así permaneció un rato, hasta que la claridad fue desapareciendo y la noche volvió a cubrir el camino, instante que aprovechó Juan para volver a casa. En cuanto entró por la puerta, el reloj daba las dos de la madrugada. Su mujer le esperaba levantada. Estás blanco y empapado en sudor.

Despues se recosto sobre la mesa y lloro en silencio. Su hijo nos sonrio desde una esquina. Intuia que aquella noche cenaria caliente. Esto era un monstruo que no sabía que lo era puesto que no disponía de espejos en el ámbito en el que se desenvolvía y todo el mundo al verle soltaba una carcajada acojonante que le dejaba perplejo. ¿De qué se reirán estos cabrones pueblerinos?